Un entorno que, en definitiva, permite obtener imágenes dinámicas del sistema vascular, guiar catéteres con precisión y realizar terapias mínimamente invasivas —como angioplastias, implantes valvulares o procedimientos estructurales— sin necesidad de cirugía abierta.
Y es que la importancia clínica de estas salas reside en su capacidad para combinar diagnóstico y tratamiento en una misma secuencia operativa. En ellas, el equipo médico toma decisiones guiado por una imagen en tiempo real que debe mantenerse estable durante toda la intervención, por lo que cualquier interrupción compromete la seguridad del paciente y la viabilidad del procedimiento.
Un ecosistema electromédico que exige suministro ininterrumpido
En estos espacios se concentran equipos con demandas eléctricas exigentes: lámparas quirúrgicas, torres anestésicas y quirúrgicas, climatización con presión positiva y monitores de imagen duplicados que garantizan una visualización simultánea para todo el equipo, que dependen de una alimentación estable, libre de microcortes, variaciones de tensión o perturbaciones armónicas.
Porque cuando la red falla, la intervención no puede detenerse. La fluoroscopia debe seguir operativa, la iluminación no puede degradarse y los dispositivos intravasculares requieren continuidad absoluta. De ahí que la sala deba apoyarse en soluciones SAI con baterías capaces de sostener la carga crítica de forma inmediata, sin transición perceptible, y garantizar la calidad eléctrica necesaria para la electrónica de imagen y control.

SAI para protección total: los beneficios decisivos en una Sala hemodinámica
Pero las soluciones SAI no actúan únicamente como respaldo, teniendo un propósito mucho más amplio: asegurar que la instalación trabaja bajo las condiciones eléctricas óptimas en todo momento, incluso cuando la red es inestable. En un entorno donde la precisión radiológica depende de la pureza de onda y donde una variación de tensión puede corromper una adquisición angiográfica, la calidad del suministro es tan importante como la continuidad.
Una necesidad a partir de la cual surgen beneficios concretos para la actividad diaria de una Sala hemodinámica:
- Continuidad operativa real, sin interrupciones perceptibles: los SAI de doble conversión permiten que la carga crítica permanezca aislada de las anomalías eléctricas. En el caso de soluciones modulares como el MODULYS GP de Socomec, la operación en modo inversor se mantiene incluso durante ampliaciones o sustituciones internas gracias a la arquitectura hot-swap. Esto evita que un mantenimiento programado interrumpa la actividad clínica.
- Reducción del riesgo clínico en procedimientos intervencionistas: la pérdida repentina de imagen o iluminación durante un implante valvular o una angioplastia con bifurcaciones puede comprometer decisiones terapéuticas críticas. El SAI actúa como barrera entre el procedimiento y cualquier fallo externo, ofreciendo estabilidad incluso en sobrecargas temporales gracias a márgenes de tolerancia amplios y controlados.
- Energía de calidad para electrónica sensible: los equipos de fluoroscopia, los detectores digitales y los sistemas de procesamiento requieren una señal eléctrica con distorsión extremadamente baja. La topología del MODULYS GP consigue valores inferiores al 1 % en condiciones lineales, lo que permite preservar la calidad de imagen y la precisión diagnóstica.
- Máxima fiabilidad estructural: en hospitales es habitual prever redundancia N+1. La arquitectura modular del sistema de Socomec elimina puntos únicos de fallo y permite añadir módulos de potencia sin detener el servicio. A su vez, la resistencia sísmica certificada aporta tranquilidad adicional para salas ubicadas en zonas con vibraciones o microseísmos.
- Autonomía escalable según criticidad: las Salas hemodinámicas pueden requerir autonomías muy distintas: desde minutos suficientes para dar paso al grupo electrógeno, hasta tiempos prolongados durante intervenciones complejas. Las baterías intercambiables en caliente permiten adaptar en todo momento el respaldo sin modificar infraestructura.
- Mantenimiento seguro y operativo: la estructura sin electrónica del armario, unida al acceso frontal total, reduce riesgos durante intervenciones técnicas y facilita reemplazos rápidos. El tiempo de reposición efectivo del sistema se restringe a apenas unos minutos, lo que disminuye el riesgo de dejar la sala sin redundancia.
- Vida útil ampliada y coste total reducido: el concepto Forever Young del MODULYS GP permite renovar módulos de potencia a lo largo de los años sin reemplazar el sistema completo. La compatibilidad prolongada y la posibilidad de actualización en línea transforman la inversión en un recurso sostenible y alineado con la evolución tecnológica del hospital.
- Monitorización avanzada y supervisión hospitalaria: en un entorno donde la trazabilidad es esencial, el acceso a comunicaciones profesionales —Modbus, BACnet/IP, interfaces web o integración con sistemas centrales de supervisión— garantiza visibilidad continua del estado del SAI y capacidad de reacción inmediata ante cualquier alerta.
En definitiva, la implantación de un SAI adecuado, como los proporcionados por Socomec no es un accesorio tecnológico: es un eslabón esencial en la seguridad del paciente y en la continuidad asistencial. Y en entornos como el Hospital General Universitario de Elche llevan tiempo comprobando los beneficios adicionales de su instalación.



Una Sala hemodinámica funciona como un quirófano híbrido orientado al diagnóstico y la intervención sobre patologías cardiovasculares. Su configuración integra angiografía digital, sistemas de fluoroscopia, mesas motorizadas, equipamiento intervencionista y herramientas de monitorización avanzada