Miércoles, 23 Junio 2021 10:48

COVID&CAI: ¿Dónde estamos? ¿Y qué hemos aprendido?

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La Calidad de Aire Interior ha sido la gran olvidada durante demasiado tiempo y gracias al COVID 19 nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene y del efecto que causa en nuestras vidas

 

 

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 Fumadores pasivos de COVID 

Antes de la entrada en vigor de la Ley Antitabaco del 2008 en la que se prohibía fumar en espacios cerrados, la gente lo veía normal. Se fumaba en clase, en los restaurantes, incluso en los aviones y todos lo teníamos que asumir y soportar. Hoy en día, a nadie se le ocurriría meterse en un vuelo transoceánico en donde la gente no para de fumar.

Yo creo que con el tiempo recordaremos con sorpresa, cómo nos atrevíamos a convivir con otras personas para comer, estudiar o descansar en espacios cerrados sin apenas ventilación, ni filtración, ni control de la calidad del aire interior..

En espacios abiertos, es difícil que nos moleste el humo de algún fumador, y si es el caso porque está muy cerca o la corriente de aire viene directa hacia nosotros, es fácil solucionarlo. Sin embargo, los reguladores nos obligan a llevar mascarillas en la playa y nos dejan comer en un restaurante sin ventilación ni medidores de CO2.

Hasta que no sepamos transmitir un mensaje claro a la ciudadanía a cerca del modo de transmisión, de los peligros, de qué se puede y qué no se puede hacer y el porqué, no solucionaremos el problema, porque posiblemente esta no sea la ultima Pandemia a la que nos tengamos que enfrentar y lo mejor que podemos hacer es aprender para poder actuar adecuadamente.

Llevamos años trabajando para mejorar la calidad de aire interior, de hecho en España se celebró el primer Congreso Internacional de Calidad de Aire Interior en Noviembre de 2018 con cerca de 400 participantes lo que demuestra el interés del mercado por avanzar en la mejora de la Calidad del Aire Interior, pero es a partir de la declaración del estado de alarma cuando el interés se convierte en necesidad imperiosa. De repente todos los actores del mercado, desde fabricantes, ingenieros prescriptores pasando por instaladores nos ponemos manos a la obra para encontrar las mejores propuestas y nos encontramos con diferentes soluciones para atacar el mismo problema. La urgencia hace que avancemos rápidamente, cada uno partiendo de lo que mejor conoce, los fabricantes HVAC y las Asociaciones del sector apuestan por diluir y filtrar, aumentando las renovaciones de aire, incrementando la aportación de aire exterior, los niveles de filtración,  todo ello sin tener en cuenta la eficiencia energética que pasa a un segundo plano a causa de la emergencia. 

 

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Nos volvemos locos desinfectándolo todo, hay quien al regresar del supermercado dejaba los zapatos fuera de casa, tiraban toda la ropa a lavar y se metían en la ducha para después desinfectar los alimentos que no estuvieran herméticamente envasados. 

El pánico se apoderó de todos nosotros hasta el extremo de perder el sentido común y es en el momento de pánico y de incertidumbre cuando aparecen cientos de soluciones mágicas. Yo mismo me interesé por algunas de estas tecnologías basadas en la Ionización con diferentes nombres, Polarización activa, Photocatálisis, Plasma Frío, etc… hasta que me puse a estudiar cómo funcionaban y rápidamente me aparecieron dudas sobre su efectividad pero sobre todo sobre los efectos secundarios que podían producir. Fue entonces cuando me puse a investigar sobre la regulación y normativa que regían las certificaciones de los llamados Purificadores de Aire y mi sorpresa fue que no hay normativa alguna que regulen estos productos en Europa. Contacté con Eurovent y me dijeron que tenían un programa de certificación que estaban desarrollando desde el 2016 partiendo de la norma francesa NF NF-B44-200:2016 que pretendía analizar 11 contaminantes de aire interior clasificados en 4 categorías (Particulate Matters, Volatile Organic Compounds, Micro-organisms and Allergens) y los Sub-productos generados como son (ozone, carbon monoxide, nitrogen monoxide, nitrogen dioxide) para verificar que estos productos no emiten sustancias peligrosas. 

Este programa de Eurovent es de carácter voluntario y que yo sepa, a día de hoy, no hay ni un sólo fabricante que haya certificado sus productos según este programa. Si algún fabricante se ha certificado, le pido disculpas pero hace un par de meses no había ninguno. 

En ese momento contacte con diferentes Asociaciones para preguntar si estaban trabajando en la regulación de los purificadores pero descubrí que estos procesos son muy largos y complicados. Por ese motivo algunos fabricantes optaron por auto certificar sus productos aprovechando el prestigio de diferentes Laboratorios e Institutos para realizar ensayos según sus propios criterios, que en la mayoría de ocasiones nada tienen que ver con las situaciones reales. En ocasiones se realizaban ensayos en espacios del tamaño de una caja de zapatos (difícil imaginar cuál sería su efecto en un clase de colegio o una sala de espera de un Hospital), en otras se analizaban muestras en superficie (cuando sabemos que el peligro está en el aire en suspensión y no en la superficie), en cualquier caso nunca bajo una normativa de ensayo establecida a nivel Europeo. Llegamos a ver incluso certificados y fabricantes con pegatinas COVID FREE!

Buscando alternativas, me puse a investigar cómo estaban abordando el problema en otros mercados como el Asiático y el Americano y descubrí que casi todos los fabricantes de purificadores de aire son de Estados Unidos y que allí sí que tienen normativas en cuanto al control de elementos contaminantes y específicamente de las emisiones de Ozono. 

La UL2998 es de obligado cumplimiento en algunos Estados y tanto el CDC como ASHRAE recomiendan que se exija a los fabricantes el cumplimiento de esta normativa certificado por un laboratorio homologado, no sirven auto certificados.

Volviendo a Eurovent y analizando su programa nos damos cuenta de que el nivel de exigencia en cuanto a los niveles de emisión de Ozono permitidos son más del doble que los permitidos por la norma UL2998. 

(Maximum acceptable concentration difference 10 µg/m3) as well as carbon monoxide is measured (5 µg/m3) 

Además ni siquiera consideran el CO2 como un elemento contaminante, cuando precisamente el nivel de CO2 parece ser el elemento más fácilmente controlable y de hecho en el último informe de RHEVA sobre el COVID concluyen que es el mejor indicador para controlar la calidad de aire interior.

Fue entonces cuando contacte con Andrés Molina, un Ingeniero experto en HVAC con muchísima experiencia quien me oriento sobre cuáles eran las tendencias del mercado en Estados Unidos, las tecnologías que se estaban utilizando, lo que mejor funcionaba, lo que podía producir mayores, problemas, etc. y conjuntamente redactamos un Post en Mayo 2020 que intentamos que se publicara en alguna Asociación. Allí analizábamos cómo se transmitía el COVID, vía aerosoles y qué soluciones podíamos aportar para reducir los riesgos de contagio. Dicho Post un año después sigue siendo perfectamente vigente con algún matiz, en donde alertábamos de los posibles peligros, ahora podemos aportar estudios concluyentes que afirman nuestras conclusiones.

 

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Básicamente en nuestro Post concluíamos que la solución pasaba por combinar diferentes tecnologías contrastadas para poder diluir la concentración del virus en el aire, ventilación, aportación de aire exterior y filtración, pero que el verdadero peligro consistía en los aerosoles, partículas sub-micrónicas que pueden permanecer largo tiempo suspendidas en el aire y que no son afectadas por las corrientes de aire. El objetivo consiste en reducir el tiempo de permanencia en el aire de estas partículas sub-micrónicas.

Las partículas crecen de tamaño de manera natural, es un proceso que se denomina coagulación y consiste en que se van uniendo unas con otras creciendo en tamaño hasta que alcanzan los 3 micrones que es cuando ya si tienen un volumen y masa que les permiten que sean arrastradas por las corrientes de aire.

Para acelerar ese proceso natural de coagulación existen dos tecnologías, una basada en la Ionización de partículas (Generando iones positivos que... y la otra tecnología basada en la Excitación de Partículas que consiste en generar un movimiento Browniano que provoca que choquen entre ellas y crezcan en tamaño. La diferencia entre ambas tecnologías radica en que mientras todas las soluciones basadas en la Ionización crean ambientes inestables, descontrolados y generan sub productos como el Ozono aumentando también los niveles de CO2.

La tecnología basada en la excitación de partículas no genera cargas electrostáticas creando un ambiente estable, controlado y reduciendo los niveles de CO2 sin emisión de Ozono.

 AEROSOLES 

Para entender el problema es necesario conocer cómo se comportan las partículas en el aire.  El 99% de partículas tienen un tamaño inferior a 3 micras y éstas  no están influenciadas por la corriente de aire. 

José Luis Jiménez, Encuentro Anual de Atecyr e Informe del Ministerios de Ciencia y Tecnología.

Creo que es justo reconocer el mérito que han conseguido numerosos científicos haciendo presión para que la OMS reconozca que la principal vía de infección es vía Aerosoles, y una de las personas que más nos han ayudado a entender el problema es José Luis Jiménez, Profesor en la Universidad de Boulder en Colorado.

 

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Para mí hay dos momentos que marcan claramente el proceso que hemos seguido durante este casi año y medio que vivimos en Pandemia. El primero sería la intervención de José Luis Jiménez durante el encuentro anual de ATECYR al que asistieron por vía telemática más de 740 técnicos del sector y dónde explico las vías de contagio utilizando el símil del humo de los fumadores, lo cual me parece genial, y dónde muy claramente nos alertó del peligro que suponen todos los purificadores de aire cuya tecnología se basa en la Ionización (mencionando explícitamente la Polarización activa, Fotocatálisis, Plasma frío, etc…). 

El segundo momento importante fue la publicación del informe del Ministerio de Ciencia y Tecnología en dónde indican:

PRO28 Articulo3 Foto 6No invertir dinero público a corto plazo en la compra de sistemas de limpieza de aire por plasmas, oxidación, fotocatálisis, o iones, a no ser que se confirme su seguridad. Hacerlo únicamente si se investiga simultáneamente el posible riesgo de formación de compuestos químicos tóxicos en el aire interior por estos sistemas, que no se ha investigado en la literatura científica hasta la fecha. Los compuestos orgánicos volátiles (COVs) y los NOx son muy abundantes en interiores (Price et al., 2019), y estos procesos químicos los degradan, formando compuestos más oxidados (y potencialmente más tóxicos) como formaldehído, peróxidos, nitratos, y ácido nítrico, así como aerosoles orgánicos secundarios (Isaacman-Van Wertz et al., 2018). 

Desde entonces, diariamente aparecen estudios científicos, publicaciones de Institutos de reconocido prestigio, post, artículos y demás avisándonos de los peligros que pueden provocar dichos equipos con tecnologías basadas en la ionización, pero en el mercado se siguen promocionando, publicitando y vendiendo. Yo me pregunto si es posible que los responsables de producto, los directores comerciales, los ingenieros que prescriben, los distribuidores que venden y los instaladores que instalan productos basados en ionización, no sean conscientes de los peligros que conllevan. Me gustaría saber si todos los mencionados anteriormente  se lo han instalado o se lo instalarían en su casa, o en las clases a las que asisten sus hijos, en las oficinas donde trabajan o en los restaurantes a los que van. Recientemente BOEING ha publicado los resultados de los ensayos realizados en aviones reales para verificar la efectividad de la ionización y la conclusión es que no van a implementar estas tecnologías en sus aviones porque no son efectivas y porque no pueden garantizar la no emisión de ozono.

Ventilar y Filtrar es necesario, pero también tenemos que ser conscientes de que necesitan energía y generan residuos porque los filtros ni se reutilizan ni se reciclan. Cada Pascal de pérdida de carga tiene un coste importante que debemos de tener en cuenta a la hora de diseñar, seleccionar e instalar los equipos más adecuados. Las lámparas UVC nos pueden ayudar en los procesos de limpieza y desinfección en superficies puesto que para que sean efectivos en el aire se necesitarían 9 minutos de exposición directa a 3 cm para inactivar el virus del COVID 19. La tecnología de la excitación, combinada con una adecuada ventilación y filtración, nos puede ayudar a reducir el tiempo de coagulación de las partículas reduciendo el riesgo de contagio por via aérea.

Me parece que ya ha pasado el tiempo suficiente como para que hayamos aprendido de los errores cometidos y empecemos a poner solución regulando con criterio el mercado, buscando soluciones que realmente nos ayuden a reducir el riesgo de contagio, mejorando la calidad de aire interior y teniendo en cuenta la eficiencia energética, que parece que ya no importa y es el mayor reto al que nos enfrentamos actualmente. 

 

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